lunes, 5 de agosto de 2013

EDIFICIO NARKOMFIN. MOSCÚ - RUSIA

Dimitry Mordolff, 2009, Edificio Narkomfin, Moisei Ginzburg, <http://www.cabovolo.com/2009/06/narkomfin-la-utopia-de-la-vida.html>

RUINAS MODERNAS 

A través de la fotografía se puede apreciar una especie de galería deteriorada por el tiempo, que no pertenece necesariamente a la edad media o tiempos más lejanos.

La sencillez de las columnas revelan un edificio de la era moderna pero que, aún con la cercanía temporal de su diseño y construcción, ha sido golpeado por el tiempo causando un aspecto desolador y de nostalgia.

También, se aprecia una sucesión de puertas que se funden con los muros como parches de pintura afectados por la humedad de un país como Rusia. Es allí, en las puertas, donde se aprecia una actividad que parece haberse desvanecido en el tiempo, que nos lleva a un viaje a través de los años para recrear un pasillo lleno de vida y circulación, pero que por algunas razones ahora es solo un edificio que reposa en la melancolía de una era de industrialización que un día lo hizo salir a la luz.

En este sentido, descubrimos la llegada del hombre del campo a la ciudad, la búsqueda de una solución para albergar de manera digna a la clase obrera, y que en el proceso de mejorar las condiciones de vida, la edificación misma fue escribiendo el momento que se vivía, pues la cercanía entre puerta y puerta no nos podría dejar más claro, la necesidad que se tenía de acoger gente, en otras palabras, el hacinamiento de obreros al que se buscaba una solución, se tradujo en un “hacinamiento de viviendas”.

En resumen, la imagen nos deja un registro en ruinas de una época de prosperidad industrial que estuvo sujeta a la extinción originada por una serie de cambios en el orden mundial, que arrojó nuevas ideologías y que finalmente terminó por superar aquella era de inflexiones en la historia, de industrialización, de modernidad.


Dmitry MORDOLFF, 2009-03-12, Narkomfin Building, Moisei Gínzburg, http://abandonedplaces.livejournal.com/1672369.html
Tomado: 2012-10-11

RECUERDOS DEL HABITAR MODERNO

Hoy desperté, miré la ciudad que me recibía con un sol radiante a través de la ventana de mi habitación e inmediatamente me dispuse a iniciar un día más. Rápidamente, alisté aquellos atuendos que usaría hoy y pensaba en algunas cosas que debería hacer mientras iba por el pasillo que conectaba de mi habitación al baño. Así, recordé que debía ir al centro comunitario por mi ropa de trabajo, pues mi esposa la había llevado ayer para que ésta fuera lavada ya que se encontraba muy sucia. Por supuesto, no vi ningún problema en ello debido a que aprovecharía mis visitas habituales al gimnasio del edificio y además tenía algunas prendas más que necesitaban una nueva lavada 1.

He admirado este tipo de cosas del sistema de mi país desde aquella revolución, pues desde entonces mis compañeros y yo hemos llegado a tener una vida ordenada ligada a actividades que nos establecen como iguales.

Pero no he venido hablar de esto, regresando a mi relato, una vez me duché y me vestí, bajé con aquella ropa que llevaría al centro comunitario y la dejé cerca del baño. Mientras me alistaba, mi esposa ya había hecho nuestro desayuno, así que no perdí mucho tiempo. Finalmente salí de casa y caminé a través de ese largo pasillo que hoy por alguna extraña razón se me hizo eterno, sin embargo, me agradaba como el sol lo iluminaba, tanto me agradó que al pasar a través de la pasarela que conecta el centro comunitario con nuestro edificio, lo extrañé. Claro, había sido un recorrido eterno a través de un pasillo al aire, y en la pasarela ya me encontraba otra vez contenido en una caja.

Mientras entraba al centro comunitario, algunos de mis buenos amigos que viven en las viviendas de los niveles superiores también llegaban. Hablando con uno de ellos, mientras realizábamos nuestra rutina en el gimnasio, acordamos que visitaría mi casa en la tarde junto a su esposa justo después de que finalizaran nuestras jornadas laborales.

De este modo, emprendí mi camino hacia el trabajo. Debo decir que hoy me resultó bastante agradable pasar bajo el edificio, por aquel espacio que parece continuar ese gran parque que rodea nuestras viviendas, como parte de mi recorrido.

Después, al llegar al trabajo, me puse inmediatamente a trabajar. Pensaba que realmente parecía vivirse una buena época, pues nuestro país poco a poco se había recuperado de la Primera Guerra Mundial al punto de llegar a favorecer distintos sectores de la industria, en sí, dos de ellas habían incidido positiva y directamente sobre mí. Por un lado gozaba de un empleo estable que me aportaba varias garantías sociales y por otra parte, esta mejoría económica había incentivado la construcción, pues ahora era indispensable introducir algún tipo de viviendas para obreros como yo. Gracias a esto, hoy mi familia y yo poseemos un espacio para habitar, y supongo que esto favoreció a muchos arquitectos y constructores.

Aunque todo el día estuve pensando acerca de la prosperidad que siento en el orden en el que se han establecido nuestras rutinas, también sentí durante toda la jornada que algo me inquietaba. De hecho, al regresar en la tarde a la casa, me senté por unos cuantos minutos en el recibidor – mientras esperábamos nuestra visita – y observé el sol de la tarde con nostalgia, como si hubiese algo que me causara melancolía. No obstante, nuestros invitados llegaron, y por un momento pude omitir esa extraña sensación.

De este modo, emprendimos una conversación bastante peculiar. Había olvidado mencionar que apenas hace unos meses nos habíamos trasladado a estas viviendas, y como es natural, aún estaba esa emoción por aquello nuevo. Así, socializamos por un buen rato acerca de aquello en lo que diferían nuestras viviendas, la nuestra, tipo K, y la de ellos tipo F, la cuál poseía 3 plantas y, como ya había dicho, se encontraba en la parte superior del edificio. Con temas como este pasamos la tarde en este gran espacio social y cuando el sol estaba casi que por completo oculto, mi amigo y su esposa se marcharon 2.

Una vez se fueron, aquella inquietud de todo el día regresó a mí con una imponencia increíble. Sentía que extrañaba algo, me sentía ausente. Me acercaba a las ventanas de la vivienda a observar como la noche cobijaba nuestra comunidad, nuestro sistema. Salía por un momento al pasillo y no encontraba más que tinieblas y la brisa helada que se conjugaban con mi sensación afligida de una manera aterradora.

La noche de este día singular pasó, mientras llegaba un nuevo día que me revelaba lo que había sido esa extraña sensación. Así, desperté y no vi más que humedad, opacidad y desgastamiento, aquel importante edificio de viviendas en ruinas. De hecho pensé que en 1929 se erigía un símbolo de una manera de habitar y pensar dentro de un sistema social que 80 años después ya era parte de un registro, y en este edificio se plasmaban las ruinas de una idea política, arquitectónica, social; comprendí finalmente, que yo era una sombra más en una construcción con nostalgia de una época que terminó.

1 Ginés GARRIDO, Moisei Gínzburg: Escritos 1923-1930, El Croquis Editorial, 2007, pág 397
2 Ginés GARRIDO, Moisei Gínzburg: Escritos 1923-1930, El Croquis Editorial, 2007, pág 396



LA HABITACIÓN MODERNA

La arquitectura de principios del siglo XX se enmarca dentro de un contexto de enormes cambios políticos, sociales, económicos, etc. La metamorfosis que está sufriendo el mundo a través de la segunda ruptura industrial y las revoluciones y guerras que se están dando, termina incidiendo directamente en el modo de pensar en distintas disciplinas. En esta medida, la arquitectura no estaría exenta de un ajuste a las condiciones dadas.

Es curioso encontrar que en un mundo que poco a poco se va partiendo en dos por dos ideologías, se originen corrientes arquitectónicas similares que inicialmente no parezcan estar muy distanciadas entre sí. Por un lado, en el mundo capitalista de occidente, surge el modernismo, mientras que el mundo socialista de la URSS surge el constructivismo.

No obstante, las dos corrientes persiguen una finalidad común. De esta manera, vale la pena resaltar un proyecto constructivista bastante incidente sobre uno modernista: El Edificio Narkomfin de Gínzburg y La Unidad Habitacional de Marsella de Le Corbusier.

En estos dos proyectos se pueden apreciar los intereses de la época, dentro de los cuáles se destaca el afán por resolver los problemas de salubridad que caracterizaban la vivienda obrera precedida por la Revolución Industrial. De hecho, son proyectos de vivienda que surgen para el obrero. 

Para establecer una solución, surgen conceptos como el de existence minimun el cual consiste en encontrar el mínimo espacio habitable, esto quiere decir, construir el espacio mínimo que proporcione confort y salubridad, entre otros, que sea apropiado para habitar.

En este sentido, hablar de el habitar moderno, es hablar de máximo confort y mínimo espacio. Así, la vivienda moderna, según la cantidad de gente a la que esté destinada, está conformada por una serie de espacios unidos de tal manera que faciliten las actividades y las circulaciones. Con esto, es fácil encontrar en muchas ocasiones el orden cocina-comedor-sala, en donde el objetivo es facilitar las actividades de alimentación y evacuación de la vivienda.

Ahora, es importante resaltar la orientación que se le da a la zona social y a la habitación. La zona social está, de este modo, ubicada de tal manera que el sol de la tarde ilumine el lugar, mientras que la o las habitaciones están ubicadas de tal manera que reciban el sol de la mañana. Resultaría muy sencillo decir que en sentidos opuestos funcionaría, pero allí se introducen dos de los muchos problemas que el modernismo intenta solucionar, es decir, nada más refrescante y refrigerante que el sol matutino para una habitación, donde ha estado un individuo inhalando y exhalando durante toda la noche; por otra parte, en la tarde se obtendría un resultado distinto, la habitación habría perdido el momento más fresco del día para oxigenarse, y en cambio habría obtenido un tinte bochornoso. En la noche, el individuo llegaría a descansar a un sitio viciado e incomodo.

Por otro lado, la habitación moderna cuenta con una cama, sea doble o sencilla, ésta posee unas dimensiones que se han estandarizado. Cabe agregar, que al ser la arquitectura moderna la arquitectura que colocó el hombre-tipo, y además la aparición del modulor de Le Corbusier, la estandarización de las dimensiones de los muebles se hizo basada en las dimensiones humanas. Para continuar, también hay en la habitación moderna, una mesa de noche y un closet.

Los tres elementos mencionados serían los tres muebles fundamentales dentro de una habitación moderna. Sin embargo, la inclusión de amoblado que sirva como espacio de estudio, también está presente en la elaboración de la habitación; por tal razón, en las plantas de la mayoría de los proyectos, además de los tres muebles, encontramos un cuarto mueble de igual importancia debido a que muchas viviendas fueron pensadas para la clase obrera, pero hubo otras que fueron pensadas para la clase estudiantil, residencias para estudiantes. Ahora, la disposición de los elementos es de zuma importancia ya que de ella depende una buena circulación y la comodidad resultante en el desarrollo de las actividades.

Finalmente, recordamos la importancia de la orientación de la habitación, donde la ventana debe mirar hacia el oriente y sumarle el uso del umbral como elemento de transición a ese espacio sagrado en la máquina de habitar, que es la habitación.


CONSTRUCTIVISMO RUSO Y HABITAR MODERNO
(Gínzburg y Le Corbusier)

El habitar moderno puede ser un tema que se puede abordar desde distintos lugares, ya sea desde los puntos que se trabajan en este tipo de Arquitectura o puntualmente desde la obsesión y el estilo de cada arquitecto. Sin embargo, se puede encontrar especialmente interesante, la relación que se establece entre
el modernismo y el constructivismo. De este modo me podría preguntar, ¿cuál es el vínculo entre el habitar moderno y el constructivismo? y, ¿cuál sería un punto en contra de él?

Naturalmente pienso que para hablar acerca de estas dos corrientes, Moisei Gínzburg es el arquitecto más relevante e inflexivo, pues a través de él el constructivismo ruso toma fuerza como diría Catherine Cooke en su ensayo: “Moisei Gínzburg es el principal pionero soviético de los ‘intentos sistemáticos para desarrollar una base teórica del proyecto como un campo de la actividad humana’”.1

En este sentido, percibo ideas semejantes a las de Le Corbusier. Gínzburg, también tiene la concepción de aquella máquina de habitar como instrumento para la solución de la problemática del habitar “post-industrial” como diría Andreas Papadakis:

“Fue Ginzburg quien luego señaló a la máquina como la fuente adecuada para esta lógica global. También vio la máquina como un modelo de generación de la organización espacial de los tipos de edificios nuevos de sus escritos sociales para que puedan convertirse en catalizadores o "condensadores" de los cambios sociales deseados.”2

Es aquí donde con claridad noto un fuerte enlace entre el constructivismo ruso y el modernismo de Le Corbusier; de allí que la Unidad Habitacional de Marsella tenga una fuerte influencia del Edificio Narkomfin. En este sentido, encuentro especialmente atractivas las cercanías que se han llegado a tomar entre los dos arquitectos, y aún más cuando la manera de proceder de Gínzburg es completamente racional, con la ciencia como permanente recurso como lo habrá sido en Le Corbusier con tan solo el ejemplo del modulor;
respecto a esto Cooke escribiría:

“Metodológicamente para someter todo el proceso productivo del arquitecto a la evaluación, el constructivismo recurre a muchas otras disciplinas científicas, y utiliza el método de laboratorio, aislando una reacción, es decir tomando un proceso integral (subsistemas) en aislamiento temporal respecto a los otros, para lograr las condiciones más favorables de análisis.”3

Una vez confeccionada esta relación tan importante, recuerdo aquellos escritos en los que Gínzburg critica el modernismo en occidente, siendo más flexible con aquel que practica Le Corbusier, y que encuentro en ocasiones como ideas radicales molestas. Pienso que la Arquitectura no debe alejarse de la racionalidad, pero tampoco de la subjetividad, de ahí que valore aquella Arquitectura maravillosa moderna de los dos arquitectos mencionados pero que no la considere perfecta.

De hecho, he encontrado que la idea del existenzminimum ha sido una buena solución encajada en el contexto en la que se gestó. No obstante, al indagar en las percepciones, me gustaría encontrar la manera en la que el mínimo de costos y el mínimo de materiales, no impliquen la reducción del espacio, dado que lo visualizo como una explosión emocional que implica amplitud.

Ahora, retomando a Gínzburg, específicamente una de sus obras, me gustaría destacar dos hechos llamativos del Edificio Narkomfin. Por un lado tenemos viviendas que son más arraigadas a la tradición rusa, que son las células tipo K:

“El tipo K es una vivienda de dos plantas con un gran espacio de doble altura, que es la zona común que sirve de comedor y depósito de aire para toda la vivienda”4

Esta descripción nos da una idea de las tipologías que dominaban el modernismo, pero a continuación resaltaré el mayor punto de referencia para este enlace que he venido trabajando entre el constructivismo ruso y el modernismo, puntualmente Le Corbusier:

“El edificio Narkomfin constituye un ejemplo de vivienda intermedia que tiene como finalidad verificar las posibilidades de uso, en torno a los servicios comunes, de una agregación de células mínimas para dos o tres personas – la famosa célula de tipo F, de 27 a treinta metros cuadrados – y de células de corte más tradicional…”5

Pienso que es exactamente la célula de tipo F en el Edificio Narkomfin el puente entre el constructivismo ruso y el habitar moderno en Le Corbusier, allí están las sugerencias y la gran semejanza.

Finalmente, concluyo que el habitar moderno se ha visto fuertemente influenciado por el constructivismo ruso y que las dos corrientes, en definitiva, son ejemplos enormes de manejo del espacio y generadores de confort, que no obstante, realmente no elegiría como modelos textuales, peso si como puntos indispensables de referencia para encontrar mi propia solución, buscando flexibilizar una idea para que esta se ajuste a los cambios.

Comentario: acerca del trabajo realizado por mi compañero durante el semestre pasado, puedo apreciar en sus escritos un predominio de lo informativo, mientras que lo realizado por mi durante el semestre ha sido más encaminado a lo descriptivo y propositivo. Me ha llamado la atención su la diferencia entre su trabajo sobre la Célula tipo K y el mío sobre la Célula tipo F, donde se aprecian dos maneras distintas de habitar en una misma edificación.

Para terminar, destaco la diferencia que más me llamó la atención entre nuestros trabajos, la cual ha sido su descripción de un edificio vivo, cuyas fotografías nos trasladan a aquella época en la cuál se erigía, nos informaba acerca del lugar, de la actividad. En contraste a ello, la descripción que he realizado ha estado cargada de nostalgia, complementada por imágenes que relatan el olvido de este edificio y nos recuerdan a través de cada muro, en cuál época es en la que estamos

1 Catherine COOKE, La Forma Es Una Función X: El Desarrollo Del Método Del Diseño De Los
Arquitectos Constructivistas, Architectural Design, Londres 1983, pag 48
2 Andreas PAPADAKIS, The Avant-Garde – Russian Architecture In The Twnties, Academy
Editions, Londres, 1991, pág. 14
3 Catherine COOKE, La Forma Es Una Función X: El Desarrollo Del Método Del Diseño De Los
Arquitectos Constructivistas, Architectural Design, Londres 1983, pag 50
4 Ginés GARRIDO, Moisei Gínzburg: Escritos 1923-1930, El Croquis Editorial, 2007, pág 396
5 Leonardo BENEVOLO, La Proyectación De La Ciudad Moderna, Editorial Gustavo Gili,
Barcelona 1978, pág 98

Andres Felipe Ramirez Ospina

1 comentario:

  1. Hola!
    he leído el relato que figura dentro del apartado " RECUERDOS DEL HABITAR MODERNO" y me interesaría saber de dónde los has sacado....las notas de pies que figuran hacen referencia a :Ginés GARRIDO, Moisei Gínzburg: Escritos 1923-1930, El Croquis Editorial, 2007, pág 396 y 397 . He consultado estas páginas del libro y en ellas no aparecen estos textos....supongo que se trata de una errata pero a verdad es que me sería de muchisima ayuda si me pudieras indicar como encotrarlo.
    Muchas gracias y enhorabuena por el blog!

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